BRIAN ATWOOD

Su colección fusiona elementos del arte, la moda y la cultura a través de la utilización de materiales históricos, lujosos e inusuales. En este post hago referencia a una pequeña muestra de sus diseños de una forma diferente... Os enseño solamente ocho de sus diseños haciendo referencia a cada una de mis amigas. Sin duda, cada mujer tiene su propio estilo y en un grupo tan amplio las diferencias son palpables, pero Atwood consigue (con originalidad) adaptarse a cada momento del día y a cada estilo.


CARMEN...

ELENA...



MIRYAM...


LUCÍA...





Y para mí... Siento predilección por este par ( Me recuerdan mucho a una de mis series preferidas Sex & The City... Me imagino pro la gran manzana calzando estos originales Atwoods... ^^)

SEVILLA







Debe ser difícil entenderme, no hablamos el mismo idioma, pero entre cada punto y cada coma está mi alma. Eso no necesita traducción...

Del 3 de Diciembre de algún año...

A lo largo de mi vida me estudié tantos personajes que ya no sé cuál me pertenece, cuál interpreto con más énfasis, cuál odio, cuál evito.
Siempre se me ha dado mal hablar de mí misma, prefiero esconderme en terceras personas. En alguna pianista olvidada con las manos y el corazón lleno de grietas...
Nunca supe como sacar la fuerza interior, siempre se me consume en lágrimas. Soy capaz de llegar al cielo deseándolo con todas mis fuerzas, pero nunca sé prever la caída. Y siempre caigo, siempre.
Siempre toca olvidar los lugares donde dejé el corazón. Donde sentí más que nunca. Como una niña que no hace más que desear algún caramelo que perdió en alguna esquina maldita. Y no le vale otro, ese era el de mejor color. O lo es…
Mi maleta está llena de sinsabores, mi alma está cosida con hilo de todos los colores porque cada siete días la remiendo. Me suelo perder entre la gente, paso desapercibida y suelo caminar por las calles sin palabras, sin nadie que me espere al final del camino. El café últimamente se amarga, y los relojes siempre marcan la misma hora.

Me pierdo en lo que nunca fue y alcanzó su estadía de imperfección. Y ahí se quedó.
Nunca creí en la razón, invalidé a la mentira y la puse en primer lugar, esperando que alguien -cruel y frío- pudiera explicarme por qué la vida no está hecha para ciertas personas. Crecí dentro de una esfera de cristal, lamiendo el vidrio que me separaba del exterior y del que no he conseguido salir del todo, siempre vuelvo.
Creemos en la proporción que la justicia nos pueda llegar a brindar, pero no existen hechos verídicos para comprobar que un amor no es amor. O que una mirada es tan solo una acción que puede llevar a ningún lado.
Rastreamos rastros de soledad, invadimos recuerdos y los llenamos de nostalgia: no queremos sentir, pero aún así le ponemos énfasis a nuestras acciones. Si digo, te quiero ya sería demasiado pero si lo pienso entonces está bien.
La razón te lo impone, pero tu cerebro es aún mejor y te dice que quieres aguantarlo.
Cómo odiarte, si te perfeccionas a cada paso que das: tus sonrisas expresivas y tus miradas cuelgan de mis recuerdos.
Son las dos cosas que más echo de menos, sonrisas y miradas.
Dentro, te palpitan sus palabras, te adueñas de su significado y no puedes evitar sonreír. Parece que ahora, todo ese manojo de sentimientos indescifrables toma formato. Los puedes reconocer, y por más que intentes alejarlos de tu mente, no puedes, ni quieres, los necesitas incluso más que respirar. Están, no se van a ir, y en cuanto te habla, sonriente, se te van esas ganas de seguir huyendo, se te va todo el miedo. (La mente interviene de nuevo: "¿A qué le temes ahora?") Dudas. "No lo sé… supongo que es el miedo a que toda esa "magia interna" desaparezca algún día y mi vida se desmonte. Y pasa...y tanto que pasa. Por eso siempre dudamos.
La mayor gracia es haber caído (más de las veces que una quisiera) dentro de mi propia burbuja tapizada del más delicado tejido, pero que hiere más que caer sobre los vidrios rotos de una vida entera.Volver a envolverme junto al cariño de los que me rodean me salva por minutos pero el odio de los desconocidos ya..no me llega. Ni lo malo ni lo bueno me llega.
A mi ventana se asoma la realidad, no la evado pero tampoco la tomo. Está ahí en tal caso de querer recurrir a ella. Pero aún no..
Aún me queda paciencia, aunque sea cara.