Conocerse, vivir...

" Y comprendí que hay personas que brillan sin ser estrella y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poco así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices, si no que las comparta con nosotros.

Comprendí que enamorarse era una necesidad  tan importante como respirar, y que, al igual que moría sí no respiraba, también lo hacía, aunque de distinta forma si no amaba. Pensaba eso del amor.
Pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese dańo. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes: la sonrisa, los sueńos, la esperanza. Las ganas de tener ganas.

Y comprendí también, al tiempo, que la mejor forma de olvidar a alguien es llegando a la conclusión de que merecemos algo mejor, que era cruel pero sincero. De que sólo merecemos sangrar por alguien, que luego, venga a curarnos. Porque sí vamos a morir, queremos morir por alguien que sepa llorarnos.

De que la vida no es tan larga, ni dura tanto como para estar perdiendo el tiempo esperando trenes que ya han pasado. Que las cosas llegan cuando menos las esperas, y que si siempre las estás esperando, sólo tardan en llegar un poco más, pero llegan... Y yo, sigo queriendo a toda esa gente que he querido en mi vida, pero sólo amo con esa urgencia en mi mirada, a la esperanza de que, un día, y qué más da cuándo, amaré a alguien, y será para siempre"

No hay comentarios:

Publicar un comentario